TÉCNICA: Mixed media / Mixta
TAMAÑO: 100 x 100 cm
AUTOR: Joann Cappon
 
As I immersed myself in the creation of this work, I felt guided by the golden whisper of the threads of history, emerging as a tapestry of dreams and memories in my mind. Each golden thread became a symbol of the continuity of time, a reminder that our lives are interconnected in an eternal embrace. In every stroke, I captured the brilliant and ethereal dance of those intertwining stories, evoking the fragility and beauty of our shared narratives. The characters that populated my canvas were conceived as wandering souls on a vast stage. Through layers of paint, I sought to bring to life their rich and vibrant stories, imagining their faces as bearers of secrets whispered to the wind. With each layer I applied, I delved deeper into the depth of emotions, recognizing that each experience overlaps with the next, creating a crucible of desires and experiences. In the process, I realized that I was weaving an invisible thread that connects us all, becoming a participant in a shared destiny. This work transformed into an act of celebration of my own story and the connections that transcend time, reminding me that, in the vast symphony of existence, every note and every life resonates in perfect harmony.
 
Al sumergirme en la creación de esta obra, me sentí guiada por el susurro dorado de los hilos de la historia, que emergían como un tapiz de sueños y recuerdos en mi mente. Cada hebra dorada se convirtió en un símbolo de la continuidad del tiempo, un recordatorio de que nuestras vidas están interconectadas en un abrazo eterno. En cada trazo, capturé la danza brillante y etérea de esas historias que se entrelazan, evocando la fragilidad y la belleza de nuestras narrativas compartidas.
Los personajes que poblaron mi lienzo fueron concebidos como almas errantes en un vasto escenario. A través de capas de pintura, intenté dar vida a sus historias ricas y vibrantes, imaginando sus rostros como portadores de secretos susurrados al viento. En cada capa que aplicaba, me adentraba más en la profundidad de las emociones, reconociendo que cada experiencia se superpone a la siguiente, creando un crisol de anhelos y vivencias.
En el proceso, me di cuenta de que estaba tejiendo un hilo invisible que nos une a todos, convirtiéndome en partícipe de un destino compartido. Esta obra se transformó en un acto de celebración de mi propia historia y de las conexiones que trascienden el tiempo, recordándome que, en la vasta sinfonía de la existencia, cada nota y cada vida resuena en perfecta armonía.